🍯 Turrón de Doña Pepa 🍬 El Postre que Endulza Lima cada Octubre

Ficha rápida

Historia:
Creado en el siglo XVIII por Josefa Marmanillo, conocida como Doña Pepa, como ofrenda al Señor de los Milagros tras recibir una milagrosa sanación.
Ingredientes:
Masa de harina con anís, miel de chancaca y confites de colores.
Tradición:
Se consume en octubre, durante la Festividad del Señor de los Milagros.
Precio:
Varía según la pastelería; suele encontrarse entre S/ 15 y S/ 40 en Lima.
Dónde probarlo:
Pastelerías tradicionales del Centro de Lima, confiterías del Rímac y ferias del mes morado.

Introducción

Elaborado artesanalmente, este turrón mantiene viva la devoción al Señor de los Milagros y la herencia afroperuana.

Cada octubre, las calles limeñas se tiñen de morado, el aire se impregna de incienso y los puestos se llenan de miel y confites. En medio de ese fervor nace el Turrón de Doña Pepa, un dulce que encarna la fe, la gratitud y la identidad de todo un pueblo.

Más que un postre, es un símbolo del mes morado y una tradición que une generaciones.

Origen y leyenda de Doña Pepa

El origen del turrón se remonta al siglo XVIII, en tiempos del virreinato. Según la tradición, Josefa Marmanillo, una mujer afroperuana que había sido esclavizada en el valle de Cañete, sufría de una parálisis que le impedía mover los brazos.

Movida por la fe, viajó a Lima para participar en la procesión del Cristo Moreno, y tras orar con devoción, recuperó milagrosamente la movilidad.

En gratitud, elaboró un dulce especial con los ingredientes que tenía a su alcance: harina, miel de caña, anís y frutas confitadas, y lo ofreció como obsequio al Señor de los Milagros.

Su creación se convirtió en una ofrenda de fe que, con el tiempo, pasaría a ser parte esencial de las celebraciones de octubre.

Recuerdos visuales

️ Relación con el Señor de los Milagros

El Turrón de Doña Pepa está inseparablemente ligado al Señor de los Milagros, cuya imagen venerada en el Rímac convoca cada año a miles de fieles.

Durante el mes morado, el dulce se ofrece en los altares, se comparte entre familias y se vende en las calles cercanas a las procesiones.

Para muchos limeños, comer turrón en octubre es un acto de devoción: un modo de agradecer, de mantener viva la fe y de sentir más cerca al Cristo Moreno.

Elaboración tradicional

El proceso es artesanal y paciente.

Primero se prepara una masa suave y aromática con harina, manteca, huevos y anís, que luego se corta en tiras y se hornea hasta dorarse.

Después se unen las capas con una miel espesa de chancaca, elaborada con frutas como piña, naranja o membrillo, que aporta su sabor profundo y fragante.

Finalmente, el turrón se decora con grageas, confites y caramelos de colores, símbolo de alegría y abundancia.

En muchos hogares y confiterías, esta receta se mantiene casi intacta desde hace siglos, transmitida de generación en generación, especialmente entre familias afroperuanas del Rímac y el Centro de Lima.

️ Patrimonio y valor cultural

El Turrón de Doña Pepa representa la fusión de tres herencias: la creatividad afroperuana, los sabores andinos y las técnicas reposteras hispanas.

Su historia simboliza fe, resistencia y gratitud, y constituye un ejemplo claro del mestizaje cultural que define al Perú.

Aunque no cuenta con una declaración patrimonial específica, está reconocido como parte inseparable del patrimonio inmaterial limeño, ligado a la devoción del Señor de los Milagros, que fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2008.

Imágenes del recorrido

Expansión y popularidad

Nacido en Lima, el turrón se extendió a todo el país y más allá de las fronteras.

Hoy forma parte de la identidad peruana en el exterior: se prepara en comunidades migrantes, se vende en ferias del mes morado y se comparte como símbolo de la patria y la fe.

Incluso existen versiones industriales y gourmet, pero el sabor artesanal, con su miel de chancaca y su textura quebradiza, sigue siendo el preferido de los peruanos.

️ Dónde probarlo

Si se busca el sabor auténtico, los mejores lugares están en el Centro Histórico de Lima, donde pastelerías tradicionales elaboran el turrón desde hace generaciones.

En el Rímac, varias familias afroperuanas conservan la receta original, ofreciendo una versión casera y llena de historia.

También se puede disfrutar en ferias y procesiones del mes morado, donde el aroma a miel se mezcla con incienso y flores moradas.

Significado y legado

Más que un dulce, el Turrón de Doña Pepa es una historia viva de fe, esperanza y gratitud.
Su sabor nos recuerda el poder de la devoción y el ingenio de una mujer afroperuana que convirtió un milagro en tradición.

Cada octubre, cuando el Perú entero se viste de morado, el turrón vuelve a unir a familias, barrios y generaciones en torno a un mismo sentimiento: la fe hecha dulzura.