En la historia del Perú, hay figuras que no solo escribieron libros: escribieron país.
José María Arguedas Altamirano (Andahuaylas, 18 de enero de 1911 – Lima, 2 de diciembre de 1969) fue una de ellas. Escritor, antropólogo y etnólogo, su vida y obra abrieron un puente —doloroso y luminoso— entre el mundo indígena quechua y la cultura occidental.
Su voz, nacida de una infancia vivida en los Andes profundos, sigue resonando en un país que aún busca reconocerse en toda su diversidad.
Infancia marcada por dos mundos
Tras la muerte de su madre, Arguedas pasó su niñez en la casa de su madrastra en Puquio. Allí, marginado de la familia criolla, encontró refugio entre sirvientes quechuas, quienes lo criaron y le enseñaron su lengua, cosmovisión y afectos. Aprendió que el quechua no era solo un idioma: era una manera de sentir y mirar el mundo.
Ese doble universo —el indígena y el criollo— lo acompañaría toda su vida, convirtiéndose en el núcleo de su obra. Estudió en Abancay y Lima, y luego en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde participó activamente en círculos intelectuales y movimientos sociales.
️ La herida invisible: ¿Qué causó la muerte de José María Arguedas?

El escritor José María Arguedas, con su mirada penetrante su característico bigote, transmite la intensidad de su compromiso con la cultura andina peruana.
El 28 de noviembre de 1969, en la Universidad Agraria La Molina, donde era profesor, José María Arguedas ingresó a un baño y se disparó con un revólver. Murió cuatro días después, a los 58 años.
Su muerte fue un suicidio, pero también un gesto profundamente simbólico. Llevaba tiempo expresando en su Diario de la muerte una sensación desgarradora: la imposibilidad de unir las “todas las sangres” del país, su dolor por un Perú fracturado y su propia desesperanza.
Donó sus órganos y pidió ser enterrado en su tierra natal, Andahuaylas. Su muerte estremeció al Perú entero, pero también consagró su palabra como un legado imborrable.
“Sigo creyendo en la posibilidad de una síntesis entre las culturas del Perú. Aunque no la vea, debo creer en ella.” — José María Arguedas
Obras fundamentales de José María Arguedas
La literatura arguediana no solo narra historias: es testimonio vivo de un país diverso, desigual y profundamente humano.
Entre sus obras más destacadas:
Agua (1935) – Primer libro de cuentos; ya aparecen sus temas centrales: injusticia, cosmovisión quechua y resistencia.
Yawar Fiesta (1941) – Inspirada en una fiesta real de Puquio, con el cóndor como símbolo de resistencia indígena frente a la imposición estatal.
Los ríos profundos (1958) – Su obra maestra, semiautobiográfica; un canto al mundo andino visto desde la infancia mestiza.
️ El Sexto (1961) – Retrata la prisión limeña en tiempos de dictadura, inspirada en su propia experiencia.
️ Todas las sangres (1964) – Un retrato complejo del Perú ante la modernización y el choque entre clases, culturas y poderes.
El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971, póstuma) – Su obra más íntima y experimental, mezcla de diario personal, mito y ficción, escrita en medio de su crisis final.
Además de sus novelas, tradujo cantos quechuas, recopiló mitos andinos y publicó ensayos antropológicos que hoy son piezas claves para entender el mundo indígena peruano.
El corazón de su obra: ¿Qué nos relata José María Arguedas?
Arguedas no observaba el mundo andino desde fuera: hablaba desde dentro de él.
Por eso, sus relatos no son exotizaciones ni miradas paternalistas, sino voces vivas. A través de su prosa lírica y bilingüe, nos muestra:
La tierra como madre y los cerros, ríos y montañas como seres vivos.
Comunidades indígenas con dignidad, sabiduría y resistencia.
️ Tensiones entre modernidad, racismo estructural y memoria ancestral.
️ Un lenguaje que integra ritmo y sintaxis quechua al castellano, creando un español profundamente andino.
Su literatura no idealiza: muestra las luces y sombras, la belleza y las contradicciones de ese mundo, y la dificultad de conciliarlo con el poder central criollo.
️ Cárcel y convicción: ¿Por qué fue encarcelado José María Arguedas?
En 1937, durante la dictadura de Óscar R. Benavides, Arguedas fue arrestado y encarcelado en el penal “El Sexto”, en Lima.
La acusación: participar en protestas estudiantiles y mostrar simpatía por movimientos de izquierda y por la República española. Permaneció allí ocho meses, junto a presos comunes e indígenas marginados.
Aquella experiencia lo marcó profundamente y dio origen a “El Sexto”, una de las novelas carcelarias más crudas y significativas de la literatura peruana. En ella, el encierro se convierte en espejo de un país injusto y fracturado.
Un legado que sigue respirando

La escultura de Arguedas lo muestra un en la mano el índice levantado, señalando quizás un futuro mejor para el Perú.
José María Arguedas fue —y sigue siendo— una conciencia viva del Perú profundo.
Defendió las culturas originarias sin convertirlas en folclore, y denunció la desigualdad sin discursos altisonantes: lo hizo con literatura. Su voz es puente entre mundos, un eco que sigue latiendo en las luchas por la educación intercultural, los derechos lingüísticos y la justicia social.
Su obra no es un monumento del pasado: es un llamado vigente a imaginar un Perú más justo, plural y reconciliado consigo mismo.
Obras principales
- Agua (1935)
- Yawar Fiesta (1941)
- Diamantes y pedernales (1954)
- Los ríos profundos (1958)
- El Sexto (1961)
- Todas las sangres (1964)
- El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971, póstuma)
Palabras finales
José María Arguedas vivió dividido entre dos mundos, pero eligió no renunciar a ninguno.
Desde esa grieta, levantó una obra que nos interpela hasta hoy: ¿podemos construir un país que no borre sus raíces, sino que las abrace?
Esa fue su fe más profunda.
Esa sigue siendo su herencia más luminosa.