El problema sexual y el pensamiento contemporáneo

📘 Ficha de la pieza

El problema sexual y el pensamiento contemporáneo
👤 Federico Chávez R.Autor
Ensayos
📚 Forma parte de:
  • Fecha de publicación: Diciembre de 1926
  • Páginas: 1
  • Lugar de publicación: Lima, Perú

📝 Texto íntegro

El problema sexual y el pensamiento contemporáneo

POR FEDERICO CHÁVEZ R.

Siempre, en todos los tiempos y a través de todas las tendencias, ha sido motivo de especial atención por parte de los pensadores, lo que se ha llamado, no sin cierta justeza, el problema sexual, dando a entender, quizás, su propia característica y la imperiosa necesidad de buscarle una solución que contemple y armonice su lado social, ético o convencional, con el humano, biológico y racional.

Porque estando el hombre constantemente solicitado por los dos instintos primitivos: el de la conservación y de la reproducción, los cuales se mantienen incólumes y patentes no obstante las complejidades del progreso que trata de enmascararlos a medida que la humanidad se aleja más de la espelunca, es lógico que martille en el cerebro de los hombres más destacados la necesidad de buscar una ecuación más en armonía con estas leyes imperiosas de la vida que obligan al individuo a asegurar su conservación y la de su especie a través de las vicisitudes de este bregar continuo a que lo somete esa misteriosa misión de continuador de una obra que aún no sabemos a dónde nos lleve ni cuándo termine.

La delimitación sexual, la diferenciación de ambos sexos, en su acepción múltiple y biológica, será pues una garantía para la ESPECIE en su empeño de llegar a obtener el tipo ideal de cada variedad; que yo supongo llegará a producirse para cada especie animal con el transcurso del tiempo. Mientras más armoniosos sean los tipos de dos sexos, más asegurada está su ajustamiento, su complementación somática y espiritual con fines altruistas. Luego lo natural será enfocar el asunto desde este punto de vista cuyas raíces ahondan en la biología y de donde parece que podrán venirnos alguna luz, si es que no nos empeñamos en cerrar los ojos a las realidades que nos brinda la vida y nos tornamos de abogado con una pretendida moralidad en los afloramientos del libido sexual.

Toda aportación en el sentido de descifrar el enigma y sacar conclusiones que sirvan de norma a nuestra vida sexual, merecerá nuestra preferente atención, convencidos como estamos de que ésta es para el ser humano “la fuente de casi todas sus desdichas” y el factor principal que oriente sus actividades. Tanto más cuanto que frecuentemente el individuo iniciado se encuentra perplejo ante ciertos contrasentidos y aberraciones que padecen hacer los principios generales sobre que asienta la dinámica humana, y su razón no llega a desentrañar la causa responsable de dicha alteración.

Es aquí cuando la ciencia, por boca de sus mejores mantenedores, sale en nuestra ayuda y nos dice el porqué de tales cosas; que solo entonces vemos que responden a una perfecta lógica con las alteraciones somáticas que las sustentan. A este fin va encaminada la obra de Marañón, quien desde hace algún tiempo viene dedicando su privilegiado talento y vasta preparación científica, al estudio del problema sexual, y ahora comentamos con ocasión de haber aparecido su último libro: “Tres Ensayos Sobre La Vida Sexual”, en el cual colecciona sus admirables trabajos sobre: maternidad y feminismo; sexo, trabajo y deporte; educación sexual y diferenciación sexual, todos igualmente interesantes y de gran trascendencia para la biología.

Voy a referirme únicamente al último de los ensayos anotados cuyas originalidad y sólidas conclusiones me seducen grandemente.

Comienza Marañón por plantearnos lo que él llama: “la tragedia del sexo” en sus dos modalidades, esto es en el hombre y en la mujer. Apuntando la serie de zozobras y peligros que entrañan las primeras manifestaciones sexuales en la niñez, y lo difícil que se hace más tarde su solución de acuerdo con nuestras leyes y preceptos monogámicos. Haciendo notar además, cómo en materia de educación sexual estamos actualmente como en la época pre-cristiana.

Pero en donde se muestra verdaderamente original es al sentar sus teorías sobre la bisexualidad de los seres humanos ya sospechada desde los tiempos de Platón y hoy perfectamente comprobada por la ciencia biológica y experimental.

No tenemos para qué insistir en la trascendencia de estas afirmaciones que vienen a enmendar conceptos ya aceptados como clásicos y sobre los cuales se ha construido toda una esquema de conocimientos.

La afirmación de que el hombre, por ejemplo, lleva dentro de sí mismo el fantasma de una mujer, pero “no en la imaginación, que entonces sería fácil expulsarlo sino circulando en su sangre”, encierra toda una promesa de grandes mutaciones en el pensamiento contemporáneo respecto de problemas hasta ahora insolubles por falta de una base científica sobre qué apoyarse. ¿Quién va a poner en duda, después de conocidos estos trabajos y las doctrinas psicoanalíticas, que la afirmación del sexo es la resultante de una lucha entre las dos tendencias, de las cuales una logrando dominar y adormecer a la contraria? Prueba definitiva de que no ha muerto la que nos ofrece el climaterio en las mujeres, que se caracteriza por una especie de rebrote de todos aquellos rasgos masculinos como el vello de la vara, la tonalidad de la voz, y la dureza del genio tan propio de nuestras “jamoñas”.

Pues bien, el Prof. Marañón nos presenta una prueba concluyente de la bisexualidad de los seres humanos, que por su grado de perfección en la escala animal aparecen haber excluido de aquella carácter tan propio de especies inferiores, y que se refiere a los hallazgos (verificados por sus discípulos) de glándulas testiculares en la cavidad abdominal de mujeres cuyos rasgos femeninos no permitían sospechar nada al respecto.

Fácilmente se nos alcanza la importancia de tal aportación científica para el conocimiento del problema sexual en su esencia misma, y además para poder corregir las aberraciones que tanta fatalidad traen para los que las padecen. Desde hoy en adelante se podrá contar con un arma más en la lucha contra las “monstruosidades” sexuales, y según lo preconiza el Prof. Marañón, con la educación, auxiliada por la ciencia médica, podrá devolver a la sociedad los seres que antes desechaba por inútiles.

Todo estará en tratar de reafirmar en lo posible la predominancia del verdadero sexo (derrotando el fantasma del contrario), y esto hay que hacerlo en el hogar más que en la escuela, o recurriendo a la operación cuando el caso lo requiera. De este modo es como se llegará a conseguir que la diferenciación sexual se marque más en los seres humanos, alcanzando igualmente su máximo progreso biológico de la humanidad.

Así, pues, para terminar diremos que educación y diferenciación sexual se completan, y que de la buena educación sexual depende el porvenir que le espera al sexo en la alta misión que le ha encomendado la especie.

FEDERICO CHÁVEZ R.

Trujillo, 1926.

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