El verdadero guardián del altiplano andino
Introducción: Un símbolo mal nombrado

Dos pequeñas figuras de toro de cerámica, con detalles pintados, adornan un tejado de tejas de barro.
En los techos de miles de hogares del sur andino descansan dos pequeños toritos de cerámica, siempre en pareja, vigilando en silencio a la familia y la tierra.
Popularmente se los conoce como “Toritos de Pucará”, pero su origen auténtico está en Checca Pupuja y Santiago de Pupuja, en la provincia de Azángaro, región Puno.
El torito no es un adorno: es un símbolo de fertilidad, protección y prosperidad, heredado de antiguas ceremonias andinas.
Este artículo busca reparar una injusticia histórica: devolverle al torito su nombre, su cuna y su significado verdadero.
Origen: Cómo un error de nombre eclipsó un legado
- Los alfareros pupujanos empezaron a moldear toritos a inicios del siglo XX, herederos de una tradición alfarera milenaria.
- El toro, animal traído por los españoles, fue incorporado como símbolo de fuerza, fecundidad y abundancia.
- Los artesanos vendían sus piezas en la estación ferroviaria de Pucará, punto clave entre Cusco y Puno.
- Allí los viajeros comenzaron a llamarlos “Toritos de Pucará”, nombre que se popularizó a nivel nacional e internacional.
Con el tiempo, el nombre comercial eclipsó el verdadero origen. Sin embargo, gracias al esfuerzo de las comunidades y a investigaciones recientes, hoy se busca reivindicar al Torito de Pupuja como el verdadero guardián del altiplano.
Simbolismo: Más que un adorno, un ritual
El torito es un objeto cargado de espiritualidad andina y simbolismo comunitario:
Fertilidad y abundancia
Asociado al señalacuy (ritual de marcado de ganado), pedía fecundidad de animales y fertilidad en la tierra.Protección del hogar
Colocado en pareja sobre los techos, protege contra el mal y asegura prosperidad.Dualidad y equilibrio
Macho y hembra, día y noche, tierra y cielo: representa la complementariedad andina (yanantin).Conexión con la Pachamama
En rituales se ofrenda junto a hojas de coca, chicha y flores, como mediador entre lo humano y lo divino.
️ Instantáneas
Función ritual y uso cotidiano
El Torito de Pupuja acompaña los momentos más importantes de la vida comunitaria:
Matrimonios: se entrega como símbolo de unión y fertilidad.
Construcción de casas: se coloca en el techo durante la pagapu (pago a la tierra).
Fiestas patronales: se exhibe en altares, procesiones y ofrendas.
Turismo cultural: hoy se difunde en todo el Perú y el extranjero, pero en Pupuja conserva su dimensión ritual.
Elaboración artesanal: Arte vivo en barro
Cada torito es único y conserva técnicas transmitidas de generación en generación:
- Arcilla: recolectada de cerros cercanos, rica en minerales.
- Moldeado manual: sin moldes industriales, modelado pieza a pieza.
- Secado al sol: por varios días.
- Cocción en hornos de leña: primera quema.
- Vidriado y pigmentos naturales: óxido de hierro (rojo), carbón (negro), caolín (blanco).
- Decoración a mano: flores, grecas, rayos solares, símbolos andinos.
Los detalles (cola erguida, lengua afuera, ojos grandes) no son decorativos: evocan fuerza, alerta y espiritualidad.
️ Reconocimiento oficial
- En 2019, el Ministerio de Cultura del Perú declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a los Conocimientos, técnicas y prácticas asociadas a la producción de cerámica tradicional de la comunidad de Checca Pupuja, en el distrito de José Domingo Choquehuanca, provincia de Azángaro.
Esta declaratoria reconoce el valor cultural de la tradición alfarera altiplánica, dentro de la cual destaca el célebre Torito de Pupuja.
- En 2022, el Congreso de la República promulgó la Ley Nº 31492, que establece el 18 de marzo como el Día Nacional del Torito de Pucará, reivindicando así su valor simbólico e identidad andina.
Recuerdos visuales
Actualidad: Símbolo global, raíces locales
Hoy el Torito de Pupuja:
- Se comercializa en ferias de Puno, Cusco, Arequipa y Lima, y se exporta a países como EE.UU., España y Japón.
- Es usado en campañas turísticas como emblema del arte popular peruano.
- Inspira a artistas, diseñadores y colectivos andinos.
Pero enfrenta desafíos:
Conclusión: Justicia para el torito, devolvámosle su nombre
El Torito de Pupuja es más que una cerámica: es memoria ancestral, resistencia cultural e identidad viva del altiplano.
Sin embargo, su historia muestra también cómo un error se volvió costumbre:
- El nombre “Torito de Pucará” nació por la venta en la estación ferroviaria.
- Y en lugar de corregirlo, el propio Estado peruano terminó consolidando el error, declarando en 2022 el Día Nacional del Torito de Pucará y dejando en la sombra a Pupuja, la comunidad creadora.
El torito es la prueba de que no basta con difundir una tradición: hay que nombrarla bien.
Cada vez que decimos Torito de Pupuja, estamos devolviendo dignidad a las manos que lo moldearon, a la memoria de Checca Pupuja y Santiago de Pupuja, y a un pueblo que resiste al olvido.
El Estado podrá llamarlo de Pucará. Pero la verdad histórica es clara:
No es de Pucará. Es de Pupuja.
Y su nombre merece ser dicho con verdad.
